Los escritores modernos vuelven a contar los cuentos hindues legendarios de la India, a menudo a traves de una lente feminista. ¿Porque es esto importante? Akanksha Singh echa un vistazo.
La narracion es una cualidad humana innata; uno que cruza culturas e idiomas. Asi como mi hermana y yo nos reuniamos cuando eramos ninas mientras nuestra madre nos leia todas las noches, nuestros antepasados tambien lo hacian. “No le damos al hogar la importancia que le dieron nuestros antepasados, griegos o no”, escribe Stephen Fry en Mythos: The Greek Myths Retold. Era el hogar donde los antiguos humanos se reunian para calentarse y, mientras lo hacian, hablaban, cantaban y reian. En otras palabras, contaban historias. Los mitos son la forma mas satisfactoria de narracion: sirven para documentar eventos; explicar lo inexplicable; funcionar como manuales de moralidad.
Si bien los mitos se estan renovando, crecen para representar tanto los mundos en los que se establecieron como los de hoy. Tomemos, por ejemplo, las figuras de Eva, Madonna, Helen y Penelope, todas encarnaciones de mujeres inventadas por hombres. “Las palabras, nuestro principal agente de expresion”, senala Christine C Keating en su ensayo Unearthing the Goddess Within: “significan un discurso que ha sido establecido por un mito patriarcal”. Estos personajes, con su belleza y sus defectos, nos los dieron los hombres. Y aunque la literatura revisionista feminista ha abordado el tema, nunca ha sido mas importante, en un mundo posterior al #MeToo, imaginar nuevos personajes y repensar los existentes. El lenguaje ha evolucionado para considerar todo, desde la singularidad de la experiencia femenina hasta lo que significa ser mujer anatomicamente. Y en la literatura ha habido un resurgimiento de recuentos feministas de mitos, especialmente en la mitologia clasica. En la version original de La Eneida de Virgilio, Lavinia nunca habla; en la version de 2008 de Ursula K Le Guin, ella es el personaje principal, esta vez con voz. Y Circe de Madeline Miller y The Silence of the Girls de Pat Barker quedaron finalistas para el Premio de Ficcion para Mujeres de este ano.
Un cambio similar esta ocurriendo en la India. La unica diferencia aqui es que las historias de la mitologia hindu nacidas hace miles de anos, incluidas las epopeyas religiosas como el Ramayana y el Mahabharata, permanecen practicamente sin cambios en comparacion con las que se cuentan en la India hoy. El hinduismo es una de las religiones sobrevivientes mas antiguas del mundo: sus ensenanzas, leyendas y mitos estan integrados en la cultura, el sistema educativo y la sociedad en general. Y dado que el hinduismo ha existido (y continua existiendo) dentro de las fronteras de lo que es la India moderna, es inevitable que las lineas se difuminen. Encontrara festivales como Diwali y Holi que todos celebran, no solo los hindues. Donde las mujeres hindues vestian mangalsutras (collar de boda) en lugar de anillos de boda, las mujeres cristianas (sobre todo en Mangalore) adoptaron esta tradicion. Y al igual que los ninos estudian a los griegos, la mitologia hindu se ensena en las escuelas.
Hace una decada, el Ramayana, la historia del principe Rama, era bastante estandar. A pedido de su madrastra, Rama es exiliado durante 14 anos por su padre Dasaratha, el rey de Ayodhya. Rama y su esposa Sita viven en el bosque, con su hermanastro Laksmana. Cuando Sita es secuestrada por el Rey de Lanka, un demonio con 10 cabezas llamado Ravana, Rama hace grandes esfuerzos para salvar a su esposa, matar a Ravana y regresar a su reino en una noche de luna nueva. Para darle la bienvenida, los aldeanos del reino encienden lamparas y velas. Una familia se reune y el bien ha triunfado sobre el mal. En la misma luna nueva cada ano, los hindues celebran Diwali. Si bien algunas versiones cambian ciertos mecanismos dentro de la trama (en una version, Sita es la hija de Ravana, por ejemplo), los elementos basicos de la trama siguen siendo los mismos. Los ultimos anos, sin embargo, han visto cambios drasticos en la literatura hindu centrada en los mitos. Todos estos cambios se derivan de volver a contar cuentos antiguos a traves de una lente feminista.
Tomemos, por ejemplo, el Panchakanya o ‘Cinco virgenes’: cinco heroinas iconicas de la mitologia que estan consagradas en un verso sanscrito que dice: » Ahalya, Draupadi, Kunti, Tara, Mandodari tatha / Panchakanya smaren nityam, mahapatak naashaka «. Aproximadamente traducido, dice: «Ahalya, Draupadi, Kunti, Tara y Mandodari / Invocando diariamente a las cinco virgenes / Destruye los pecados mas grandes».
De las cinco virgenes, Kunti y Draupadi son personajes del Mahabharata, y Ahalya, Tara y Mandodari son del Ramayana. Ninguna de estas cinco mujeres es realmente virgen: sus historias ‘escandalosas’, de poliandria y desnudez publica (Draupadi); manipulacion de hombres y reinos (Kunti); los origenes como ninfas celestiales y demonios (Tara y Mandodari) y el adulterio y el castigo (Ahalya) se consideraban en gran medida, hasta hace poco, como cuentos de advertencia.
No sorprende que las narraciones modernas de historias del Ramayana se cuenten desde el punto de vista de Sita.
El ultimo obstaculo para la ‘buena ama de casa’ en el contexto indio hindu sigue siendo Sita, la esposa servil de Rama que lo sigue al exilio en la jungla. Pero, como senala Linda Hess en Rejecting Sita: Indian Responses to the Ideal Man’s Cruel Treatment of His Ideal Wife, existen grandes diferencias en los estandares establecidos para estos personajes: “[Al] final de la gran guerra entre [Rama] y los demonios, [Sita] debe someterse a una prueba de castidad que requiere que ella se arroje a un fuego ardiente”. Las versiones mas populares del Ramayana, senala Hess, omiten estas historias por completo y terminan con Rama y Sita en la edad de oro del gobierno de Rama en Ayodhya. De manera similar, las reconocidas feministas indias, Kamla Bhasin y Ritu Menon, senalan que despues de la famosa adaptacion de la epopeya de la decada de 1980, con Sita como ideal:
No sorprende que las narraciones modernas de historias del Ramayana se cuenten desde el punto de vista de Sita. Entre estos se encuentran Sita: Hija de la Tierra: una novela grafica de Saraswati Nagpal, La chica que eligio: una nueva forma de narrar el Ramayana, Sita: Una narracion ilustrada del Ramayana de Devdutt Pattanaik y Sita: La guerrera de Mithila de Amish Tripathi. Los dos ultimos autores enumerados son hombres. El campo de la mitologia hindu y, de hecho, la propia publicacion india, esta dominado por hombres. Amish Tripathi es conocido por sus recuentos modernos de mitos hindues, muchos de los cuales son exitos de ventas, pero su reinvencion de Sita viene con un grado de lo que podria describirse como «explicacion». En una entrevista con el Hindustan Times, Tripathi dijo que pretendia para los lectores: “ver a Sita como un icono feminista” y “verla como una guerrera, no solo su fuerza fisica sino tambien su habilidad mental”. Devdutt Pattanaik, por otro lado, es ante todo un mitologo. Su interpretacion cuenta el Ramayana a traves del punto de vista de Sita, pero su narracion se limita a las restricciones de una version original del Ramayana de Valmiki.
Si bien los mitos antiguos son producto de su tiempo, tambien evolucionan. Entre reimpresiones e iteraciones verbales (que es como se transmitieron inicialmente estos mitos), los cambios en la narrativa son inevitables. Restringir las narraciones en la forma ‘mas pura’ de la mitologia como lo hace Patnaik es ignorar la manera en que la sociedad misma funciona y esta cambiando. Reescribir un mito prominente en la actualidad e ignorar los cambios sociales que ha experimentado la India, particularmente en lo que respecta a las mujeres, es una injusticia tanto para el lector como para el relato. Especialmente cuando se trata de un personaje femenino que ha sido alabado como una «esposa ideal» y un «modelo de feminidad», como lo fue Sita por Mohammad Hidayatullah, el 11º Presidente del Tribunal Supremo de la India durante una conferencia internacional sobre el Ramayana.
En la version de Divakaruni, este personaje muy manso y agraviado, que ha sido humillado y acosado de una manera claramente diferenciada por su genero, tiene una fuerte voz para el cambio.
Sin embargo, es el personaje de Draupadi de El Mahabharata, la mas enigmatica de las cinco ‘virgenes’, quien ha tenido decenas de libros que reescriben la historia desde su punto de vista. El mas popular de estos, al menos en ingles, es The Palace of Illusions de Chitra Banerjee Divakaruni. El Mahabharata es, en lo que respecta a las epopeyas, hipermasculino. Dos familias relacionadas, los Kauravas y los Pandavas, luchan en la Guerra de Kurukshetra por el trono de Hastinapura. Cuente el trueno de los carros, los arcos arrojando flechas en todas las direcciones y pronuncie el caos por 1,8 millones de palabras. Hay una escena clave en el Mahabharata en la que Draupadi, que es la esposa de los cinco hermanos Pandava, es apostada y perdida en un juego de dados. Ella es convocada de su bano por Duryodhana, un Kaurava ganador. Cuando ella llega parcialmente vestida,ekavastra (un sari sin enagua o blusa). Ella reza a Krishna para preservar su dignidad, y el lo hace asegurandose de que su ekavastra nunca deje de desenrollarse.
En la version de Divakaruni, este personaje muy manso y agraviado, que ha sido humillado y acosado de una manera claramente diferenciada por su genero, no ignora que ha sido cosificada; ella tiene una fuerte voz para el cambio: “Soy una reina. Hija de Drupad, hermana de Dhristadyumna. Senora del palacio mas grande de la tierra. No me pueden apostar como una bolsa de monedas, o llamarme a la corte como una bailarina”.
Esta es una declaracion obvia para el personaje de Draupadi, pero es importante hacerla impresa. Como sociedad, la India ha arraigado su moralidad en los mitos y la teologia durante cientos de anos, y todavia tiene un largo camino por recorrer hacia el trato justo de las mujeres en la actualidad. La representacion en las mitologias clave de la India tambien tiene un largo camino por recorrer, pero al volver a contar los mitos a traves de una lente mas equilibrada, los escritores pueden encontrar una nueva historia que contar.